Por qué no viajar en crucero (y qué hacer en lugar de eso)
- Laventure Tours
- 19 de julio de 2025
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Una mirada crítica al turismo masivo en el mar.
Pasar tu tiempo libre en una ciudad flotante, de puerto en puerto siguiendo el rebaño de cientos o miles de personas, no es la mejor manera de descubrir el mundo. Tampoco suele ser la más económica, ni mucho menos tan respetuosa con el medio ambiente como muchas navieras intentan hacer creer.
Aunque pueda parecer cómodo levantarse cada mañana en un lugar distinto, aquí te cuento por qué deberías pensarlo dos veces antes de embarcarte en un viaje en crucero.
Tiempo limitado y experiencias superficiales
En un crucero, pasas la mayor parte del tiempo navegando y apenas unas horas explorando cada destino.
¿De qué sirve visitar cinco puertos en cinco días si no puedes sumergirte en el ritmo de vida local? Así es imposible descubrir lo auténtico, degustar la gastronomía de verdad o conocer la historia más allá de la postal.
Ejemplo real: en la ciudad noruega de Molde, una excursión prometía ver el “Abedul Real”, símbolo de la resistencia durante la ocupación nazi. La realidad: el árbol ya no existe. Sin margen para improvisar, el crucero obliga a seguir el itinerario oficial: una caminata de ida y vuelta de dos horas… para ver nada. Del marketing a la realidad hay un trecho.
Falta de flexibilidad y de auténtica aventura
En un viaje en crucero no puedes quedarte más tiempo en un lugar especial, ni perderte por calles escondidas o descubrir un café local por casualidad. El barco se va, y tú tienes que volver.
Cada minuto de más atracado en puerto cuesta miles de euros, por lo que la agenda es rígida. A menudo, el puerto ni siquiera está cerca del lugar que visitas, obligándote a reservar excursiones con la propia naviera (mucho más caras que las de proveedores locales) o arriesgarte a no llegar a tiempo.
¿Es realmente más barato un crucero?
Mucha gente cree que un paquete de crucero es la opción más rentable, pero la relación calidad/precio no lo es.
Además, una vez llegas a puerto, lo normal es querer descubrir un mínimo el lugar. Llegado el caso, puedes elegir entre oferta local de excursiones o las excursiones de la propia naviera. Las segundas suelen costar el doble que las de operadores locales, ya que gran parte del precio se lo queda la compañía. Y en destinos con poca oferta local, la naviera se asegura de concentrar aún más los beneficios.
Es normal que la gente en el último momento intente reservar excursiones cuando ya es demasiado tarde y se quedan sin hacer nada. ¿De qué ha servido el todo incluido del crucero? Pues a consumir el resto de servicios que se ofrecen dentro del barco y echar por la borda tu tiempo libre.
Si comparas precios, un viaje en grupo reducido por los fiordos de Noruega puede costar lo mismo que un crucero, pero la experiencia es incomparable.
Impacto ambiental y social de los cruceros
La industria de cruceros tiene un impacto ambiental enorme: emisiones contaminantes, ruido que altera la vida marina y residuos que deben gestionarse en cada puerto.
A esto se suma el impacto social: en muchos puertos, los pasajeros del crucero superan en número a la población local, saturando calles, restaurantes y servicios básicos.
En lugares como Nordfjordeid (Noruega), la infraestructura se adapta a los barcos, pero los beneficios reales para la comunidad son escasos pues se los lleva una empresa privada.
Haga clic aquí para leer el artículo original en un medio de comunicación noruego.
Además, el gobierno noruego había planeado prohibir el acceso a los fiordos Patrimonio de la Humanidad a buques que no fueran de cero emisiones para 2026. Sin embargo, la medida se ha pospuesto hasta 2032, lo que indica que este turismo masivo no disminuirá a corto plazo.
La prohibición de navegar por los fiordos noruegos para los cruceros se aplaza hasta 2032.
Ecoblanqueo: el “Green Cruising”
En los últimos años, las navieras han invertido en marketing para venderse como sostenibles: reducción de residuos, uso de combustibles alternativos, reutilización de agua o apoyo a economías locales.
Pero la realidad es que, en 2025, no existe un barco de crucero comercial que no contamine. Y muchas de estas medidas son más un ahorro de costes que un verdadero compromiso ambiental. La práctica conocida como greenwashing o ecoblanqueo es habitual en el sector. Es decir, cuando empresas o instituciones gastan dinero en marketing para lavarse la cara y dar a entender que se es muy sostenible, aunque en realidad no lo son.
¿Y los cruceros pequeños?
Tuve la oportunidad de guiar para un crucero de solo 176 pasajeros. Es una forma diferente de viajar: menor impacto, charlas culturales a bordo y excursiones más auténticas. Sin embargo, no todos pueden permitirse su alto precio.
También descubrí el lado oscuro: muchos trabajadores viven en condiciones laborales durísimas, sin pisar tierra durante meses y trabajando los siete días de la semana. ¿Cómo es esto posible? A veces dichos barcos están matriculados en países donde esas condiciones de trabajo son legales y los trabajadores vienen de países donde se vive mucho peor.
Alternativas reales a los cruceros
Si quieres viajar de forma más consciente:
- Infórmate y no viajes más, sino mejor.
Elige viajes en grupos pequeños o por tu cuenta.
Contrata guías locales que respeten el destino.
Permite que tu itinerario tenga espacio para la improvisación.
Pasa más tiempo en cada lugar para conocerlo de verdad.
En Laventure diseñamos viajes con un ritmo más calmado y auténtico, pensados para viajeros curiosos que valoran el respeto por la cultura local y el medio ambiente.
Conclusión: si buscas experiencias genuinas, evita quedarte en la superficie con un crucero. El mundo se disfruta mejor cuando lo recorres sin prisas y con los ojos abiertos.