Por qué no viajar en crucero (y qué hacer en lugar de eso)
- laventuretours
- 7 de marzo de 2024
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NO VIAJES EN CRUCERO
Pasar su tiempo libre en una ciudad sobre el mar, de puerto en puerto siguiendo el rebaño de cientos o miles de personas más no es la mejor manera de descubrir el mundo, ni la más económica, ni mucho menos tan respetuosa con el medio ambiente como intentan hacer creer.
Aunque de primeras puede parecer cómodo levantarse cada mañana en un lugar distinto, aquí te cuento un punto de vista a tener en cuenta antes de embarcarte.
Tiempo limitado, experiencias superficiales
En un crucero pasas la mayoría del tiempo navegando y poco tiempo realmente explorando. ¿De qué sirve visitar cinco destinos en cinco días si solo pasas unas horas en cada lugar? Así es imposible sentir realmente el ritmo de vida local, ver lo que merece la pena y poder decir que conoces el lugar.
Falta de flexibilidad y aventura
¿Te gustaría quedarte más tiempo en ese lugar particular que encontraste por casualidad? ¿O descubrir un pequeño café local en una calle escondida? Olvídalo, el barco se va y tú tienes que volver a bordo. Justo ahí es donde pierdes la magia de viajar de verdad.
En un crucero, la agenda está marcada y es muy rígida. Cada minuto de más atracado en puerto cuesta miles de euros. Por no hablar de que a veces dicho puerto queda lejos de lo que se ha visitado. Eso se traduce en haber tenido que reservar con antelación una excursión propuesta por el propio crucero. Si no es el caso puedes reservar otra excursión por medio de un proveedor local a riesgo de no llegar a tiempo de vuelta al barco y tener un gran problema pues no te esperará.
También hay quien se puede permitir moverse en taxi. Sin embargo es común ver a muchas personas tomar la última opción: caminar por su cuenta hasta aquello que motivó el viaje.
El crucero, la opción « más económica » de visitar el lugar de tus sueños
Es normal pensar que un paquete de viajes será lo más rentable, por tiempo y dinero.
Hay personas que se limitan a dejarse llevar de un lugar a otro y no salen del barco. Sin embargo hay quien tiene la necesidad de ver lo que pueda del lugar en el poco tiempo que tiene.
Ya mencioné las excursiones y es propio tener en cuenta que las del crucero serán el doble de caras que las de los proveedores locales. La mitad del precio le corresponde. El resto va a la empresa receptiva, luego al transporte, y una ínfima parte llega al guía. En Noruega hay puertos que tienen poca oferta local y ahí es donde la naviera obtiene realmente sus beneficios.
A fin de cuentas, el precio que una agencia de viajes al uso te dé por visitar los fiordos de Noruega es muy similar a un viaje en grupo reducido. Eso sí, la experiencia y valor de éste último no tiene comparación.
Impacto local y medioambiental
A estas alturas, el impacto que la industria de cruceros provoca en el medio ambiente es un hecho y está al alcance de quien quiera informarse. Un detalle a tener en cuenta es que gran cantidad de personas que viajan en crucero han tenido que tomar uno o varios vuelos para llegar al puerto de salida. Lo mismo para volver. Luego el impacto del viaje se incrementa bastante a si se viaja directamente con un vuelo directo al destino.
Llegar a un puerto y ver que bajan miles de turistas al mismo tiempo es sinónimo de multitudes, filas infinitas y restaurantes llenos de menús turísticos. No solo te pierdes la verdadera esencia del destino, sino que también contribuyes al deterioro de lugares hermosos, provocando saturación y daños ambientales.
Cabe mencionar que a veces se visitan puertos donde la población local es ínfimamente menor que la del barco. Si te encuentras viajando por tu cuenta o en pequeño grupo por ese destino podrás observar la aberrante marabunta humana que se avalancha por subir a autobuses que recorren una ruta en bucle, varias veces al día durante semanas, con guías explotados y grandes empresas que « dan una respuesta a la demanda », contribuyendo poco al lugar.
Se requiere siempre logística y gestión de residuos allá donde un crucero atraca. Generalmente, la administración local se encarga de ello y recibe grandes cantidades de dinero para desarrollar la infraestructura. Un acuerdo suculento que no siempre beneficia a la población local, como es el caso del municipio de Nordfjordeid en Noruega.
https://www.nrk.no/vestland/stad-kommune-er-last-i-omstridt-avtale-om-cruise-til-nordfjordeid-i-50-ar-1.17409717
El propio gobierno de Noruega estaba determinado en restringir el acceso a los fiordos noruegos declarados Patrimonio de la Humanidad a todos los buques que no fueran de cero emisiones a partir de 2026. Una medida que antes de implementarse ya ha sido pospuesta para 2032. No parece que, mientras haya demanda, este turismo en masa vaya a decrecer.
Ecoblanqueo o lavado de imagen verde
En una época en la que cada vez más personas tienen en consideración su impacto en el medio ambiente, ha surgido un interés por parte de empresas e instituciones en gastar dinero en marketing con el fin de mejorar su imagen respecto al público y sus consumidores. Concretamente en la industria de cruceros vacacionales se conoce esta práctica como Green Cruising. ¿De qué manera? Dando apariencia de ser más sostenibles:
- Reduciendo residuos.
- Utilizando nuevas tecnologías híbidras y combustibles como hidrógeno, metanol y biocombustibles.
- Reutilizando agua.
- Contribuyendo a proyectos que protege la vida marina (poco puede hacerse cuando el ruido impacta la vida marina y la proa del barco puede causar la muerte de grandes animales marinos).
- Invitando a los pasajeros a consumir con cabeza (lo cuál sería paradójico para una empresa).
- Apoyando las economías locales que visitan.
¿Hay fiabilidad de que realmente sea así?
Algunas de las anteriores medidas son tomadas por ciertas compañías de cruceros, pues ahorrarse costes es algo que a toda empresa le viene bien. Sin embargo, lo que de primeras resuena a progreso, puede tener una cara B, visto que no se puede sostener lo insostenible por naturaleza. En 2025 todavía no hay un barco que realice trayectos comerciales sin contaminar.
Cruceros pequeños, de los más selectos.
Personalmente he tenido una buena experiencia guiando para un crucero con capacidad de 176 personas. Esto es viajar de otra manera. Tienen lugar charlas sobre temas diversos para conocer realmente el destino, además de las excursiones en tierra. El impacto que un barco así tiene es muchísimo menor y es forma de viajar muy cómoda que viajan se lo pueden permitir.
Aunque disfruté del trato con los viajeros que por azar tuve que guiar durante dos días seguidos, descubrí las condiciones de esclavismo del siglo 21 a las que se somete a los trabajadores del barco. Navíos registrados en países que permiten condiciones laborales que solamente personas que se encuentran desesperadas en sus lugares de origen pueden soportar: no pisar tierra en meses trabajando todos los días de la semana. Algo similar ocurre también en los cruceros más grandes y cada viajero debería ser consciente de cada detalle antes de contratar un viaje así.
Entonces, ¿qué hacer en lugar de un crucero?
La respuesta es simple: viaja por tu cuenta o en grupos pequeños y con un guía que conoce y respeta el destino. Así puedes tomar un desvío inesperado, quedarte más tiempo donde estés a gusto y descubrir el verdadero corazón del lugar que visitas.
El ser humano siempre lo ha querido todo. Ahora, viviendo en la época de las cosas instantáneas, no se conforma con una cosa, y lo quiere ya de ya.
Viajar debe ser una experiencia genuina, personal y con cierto grado de espontaneidad. Por eso los viajes con Laventure tienen un ritmo más calmado y con ese espíritu curioso que todos llevamos dentro. Y si por lo que sea, no se puede viajar en una vida por todo el mundo, selecciona a dónde vas y cómo lo haces.
No te quedes en la superficie con un crucero. Embárcate en tu próximo destino con Laventur